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Todo cuanto ella misma fue, María Nicolasa de Helguero y Alvarado lo odió: en sus poemas arremetió contra la Ilustración y contra las mujeres que preferían cultivar su mente antes que su alma, siendo ella ilustrada y mujer de inmensa cultura. Empeño de ser Medusa reúne algunos de los poemas publicados por esta autora cuya vida abarca todo el siglo XVIII, y que por sus contradicciones —y su altura formal— es uno de los ejemplos más curiosos de la escritura conventual femenina. En los poemas de María Nicolasa de Helguero y Alvarado lo que suena encaja —fluye en la métrica, brilla en la rima— y lo que se dice desconcierta: alaba a las mujeres del Antiguo Testamento y a la reina María Antonieta, también a santa Teresa de Jesús, y al mismo tiempo tiene el discurso claro y sabio del Neoclasicismo.

María Nicolasa de Helguero y Alvarado nació en 1719 en San Cebrián de Buena Madre (Palencia). Se la nombró abadesa del monasterio de las Huelgas de Burgos, en el que ingresó tras enviudar y donde fallecería en 1805. Su obra sirve como curioso ejemplo de la escritura conventual femenina en España, y establece una distancia con respecto a la mayoría de las poetas religiosas coetáneas: frente a un discurso estético que tomaba el Siglo de Oro como modelo, ella encajaría en los moldes neoclásicos. En 1794 publicó la obra Poesías sagradas y profanas, que incluía una selección tan amplia como diversa de su obra: poemas hagiográficos, glosas de salmos, recuentos bíblicos y una curiosa selección de retratos de mujeres.

Collage de cubierta de Francisca Pageo.
60 páginas.
A la venta el 20 de julio de 2020.
4,90 €
ISBN: 978-84-120904-0-6.
IBIC: DCF.
«Todo duerme, todo duerme,/ todo calla en mi redor;/ todo yace en el silencio,/ solamente velo yo». Los poemas de Amalia Domingo Soler no se escriben en silencio, sino que en ellos se escuchan las mismas voces que hablan a la autora, y que luego nos dicen. Lejos del ensimismamiento, la poeta afronta con su escritura una postura moral y ética, que clama contra el racismo y la esclavitud, y critica la violencia de la historia de la humanidad. Escritora entre los siglos XIX y XX, lectora inteligente de la tradición, sus versos alcanzan más allá de la reflexión sobre el Espiritismo, una «escuela filosófica» que ella nombra con mayúsculas. Los poemas que recogemos en Sea la voz, seleccionados por Fran Garcerá entre aquellos que Amalia Domingo Soler publicó en vida —no incluimos los textos dictados a su médium desde el más allá—, nos hablan sobre el pasado y el futuro, sobre la forma en la que interpretamos el tiempo y lo imaginamos.

Amalia Domingo Soler
nació en Sevilla en 1835. Pese a los problemas de visión que padeció desde su infancia, sintió un poderoso interés por la literatura y a los dieciocho años publicó sus primeras composiciones. Un año antes había quedado huérfana, por lo que tuvo que dedicarse a la costura y trasladarse a Madrid, donde compaginó esta profesión con la escritura. Halló en el Espiritismo un asidero para su profunda crisis personal y religiosa. Falleció en 1909 en Barcelona, ciudad en la que residía desde 1876 y desde la que había dirigido la publicación La luz del porvenir durante veinte años. Entre los círculos espiritistas de todo el mundo, donde es considerada una figura de referencia, se asegura también que después de su muerte siguió escribiendo a través de su médium. Los poemas de nuestra antología provienen de los cuatro volúmenes publicados en 1903 bajo el título Ramos de Violetas.

Collage de cubierta de Francisca Pageo.
Edición de Fran Garcerá.
60 páginas.
A la venta el 20 de julio de 2020.
4,90 €
ISBN: 978-84-120475-7-8.
IBIC: DCF.